Juan Prim y Prats, Marqués de los Castillejos, 1870

Luis de MADRAZO Y KUNTZ (Madrid, 1825 - 1897)
- Óleo sobre lienzo -
1 x 75 cm

Juan Prim y Prats nace en Reus en 1814 en una familia de tradición militar que él continúa al enrolarse como voluntario en la primera guerra carlista, alcanzado el grado de Coronel en 1839 por méritos de guerra. participa más tarde como observador en la guerra de Crimea (1853), mientras que la guerra de África (1860) le da ocasión para demostrar sus conocimientos tácticos y explotar su contagioso heroísmo que le llevan a salir victorioso al frente de los voluntarios catalanes en las arriesgadas acciones de Los Castillejos -de ahí deriva el título del marquesado- y del Wad Ras. Culmina su carrera militar en 1861 con el mando de la expedición española contra Méjico en unión de Francia e Inglaterra.

Su actuación en esta campaña, retirando las tropas expedicionarias españolas en desacuerdo con la decisión unilateral de Napoleón de colocar al Príncipe Maximiliano de Austria como Emperador de Méjico, provoca la crisis de la Unión Liberal y su destierro a Oviedo, a la par que extiende su fama de ardiente héroe liberal y popular. Condición ésta que le había llevado ya a participar en distintas conspiraciones como la que acabó con la Regencia de Espartero (1843), y en el futuro, después de destierros y exilios, le conduciría a inspirar y dirigir la revolución de 1868, la Gloriosa, saldada con la expulsión de Isabel II.

Tras el triunfo de la revolución Prim tiene ocasión de demostrar sus dotes de gobernante, haciendo respetar el orden y proporcionándole una nueva monarquía a España con la proclamación de D. Amadeo de Saboya (1870). Desgraciadamente, la muerte del General a los pocos días de ser herido en un atentado, dejan al nuevo Rey sin su principal valedor. D. Amadeo tardaría poco tiempo en abdicar (1873), mientras día a día se acrecentaba la figura legendaria del General Prim.

Luis de Madrazo, autor del retrato, es hijo de José de Madrazo. Formado en la Academia y pensionado en Roma, practica la tradición familiar del retrato, si bien su trayectoria y reputación artística están oscurecidas por la figura resplandeciente de su hermano Federico. Sus triunfos oficiales más destacados los va a conseguir con cuadros históricos, de acuerdo con la moda del momento.

El retrato de Prim se viene citando siempre como su obra capital, pese a algunas torpezas ostensibles como la forzada posición de la mano izquierda o la desproporción del brazo derecho. Destaca la presencia del General, su empaque, y lo bien que ha sabido captar su personalidad, la armoniosa combinación del arrojo militar -la mano izquierda señalando una acción sobre el plano- y la moderación y temple del gobernante con la mano derecha presta a consultar el reloj. La misma armonía que repite en su atuendo -la levita negra entreabierta para dejar entrever el fajín rojo de general- y traslada invertida al colorido del cuadro, ya que sobre un audaz fondo rojo destaca la elegante y resplandeciente figura del General, haciendo extraordinariamente cercana e inmediata su presencia. (Texto de Jesús Gutiérrez Burón, dentro del libro "El Arte en el Senado", Madrid, 1999, pág. 196).