Manuel de PANDO FERNÁNDEZ DE PINEDO, Marqués de Miraflores (Madrid, 1792 - Madrid, 1872)

Gabriel MAURETA Y ARACIL (1832-1912)
- Óleo sobre lienzo -
100 x 75 cm

El Marqués de Miraflores, Manuel Pando Fernández de Pinedo, quinto Presidente del Senado, nació en Madrid en 1972. Historiador, diplomático y político desempeñó puestos importantes en cada una de estas tres facetas. Como político militó siempre en el partido moderado, siendo ministro de Estado en 1851 con Bravo Murillo y dos veces Presidente del Consejo de Ministros, aunque las dos por un corto espacio de tiempo. en ambas sustituyó a destacados militares, a Narváez en 1846 y a O'Donnell en 1863. Completó esta faceta con su paso dos veces por la Presidencia del Senado, de 1845 a 1852 y de 1867 a 1868.

Como diplomático fue embajador en Londres en 1834, nombrado por Martínez de la Rosa, y en París en 1839. Como historiador destacó por las obras que escribió sobre temas y sucesos contemporáneos, e incluso algunos autobiográficos, como Vida política del Marqués de Miraflores, escrita por él mismo, aparecida en 1865. Llegó a ser miembro de la Academia de la Historia.

El autor del retrato, Maureta, nació en Barcelona en 1832 aunque por trasladarse su familia a la Corte cuando él todavía era muy joven, los estudios artísticos los va a realizar en Madrid con Antonio María Esquivel. Proseguirá su formación en París con Michel Dumas en 1853 y con Adrián Dauzats en 1854 por consejo de Federico de Madrazo. Como todos los pintores de su época participará asiduamente en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes alcanzando recompensas de tercera clase en 1858 con una pintura de historia -Doña Juana La Loca-, y de segunda clase en 1864 con un tema nuevamente histórico -Torcuato Tasso en el convento de San Onofre- para el que posaron sus amigos pintores como el propio Rosales. Repetiría el premio en el certamen de 1881, pero ahora ya con un retrato de una señorita, aunque pasó totalmente inadvertido para la crítica.

Como se ha explicado en la introducción el género del retrato era una de las mejores salidas para los artistas por los ingresos que les proporcionaba. Por eso no es extraño que lograran los éxitos oficiales con la pintura de historia pero que, luego, practicaran también el retrato. Así ocurre con Maureta que trabajó para la Junta de Iconografía Nacional y al que bajo la presidencia de Barzanallana se le encargó en 1879 el retrato del Marqués de Miraflores para la Galería de Presidentes del Senado. Es un retrato póstumo, pues el Marqués había muerto en 1872 -Maureta se serviría de una litografía proporcionada por el propio Barzanallana, y del uniforme de embajador remitido por un nieto del retratado-, por lo que tiene las limitaciones típicas de este tipo de retratos, acusadas ya más veces en esta misma serie del Senado. En la composición todavía recuerda la influencia de su maestro Esquivel con una disposición de la figura un tanto forzada para romper la frontalidad. Si bien los rasgos son un poco duros e inexpresivos por las limitaciones antes aludidas. Maureta demuestra su habilidad y maestría en la reproducción de los objetos, los adornos o las calidades de las telas lo que explica la cantidad recibida por este encargo, muy superior a lo que cobraron otros colegas como Galván o Balaca.